JAVIER SOLÍS
Falleció el 19 de abril de 1966. Cuando aún no cumplía los 35 años de edad.
JAVIER SOLÍS
Gabriel Siria Levario nació el 4 de septiembre de 1931 en Simón Bolívar 165, Ciudad de México, siendo el primero de los tres hijos de Francisco Siria Mora, un panadero, y Juana Levario Plata, una comerciante.
Javier Solís inicio como cantante presentándose en restaurantes y como parte primero del Dúo Guadalajara y luego del Trío Flamingo, llamado después Trío México, con sus amigos Pablo Flores y Miguel Ortiz Reyes. «La vocación artística se inició por hambre», comentó. A principios de 1948 aún trabajaba como carnicero en la Colonia Condesa y se inició como intérprete solista de música ranchera: cantaba en las noches con grupos de mariachis en la Plaza Garibaldi y en la calle Honduras, en la capital mexicana. Después cantó en los restaurantes El Tenampa y el Guadalajara de Noche, donde se hacía acompañar del Mariachi América de Alfredo Serna. Como no tenía sueldo fijo, sus ingresos provenían de las propinas que recibía. Ese mismo año, por primera vez participó en un concurso radial, sin usar su seudónimo. Al finalizar el año, mientras cantaba en la Plaza Garibaldi el general Rafael Ávila Camacho lo contrató junto al mariachi Metepec por un año para actuar en Atlixco, en el estado de Puebla. Fue su primera gira como Javier Luquín. Al finalizar la gira, lo contrataron en un cabaret como cantante y animador, frente a un público diverso. Estudió canto aproximadamente un año con el maestro Miguel Quintero.
En una entrevista realizada en 1962, que se transmitió por la XEB, Javier Solís afirmó que su incursión en el bolero ranchero se debía a un afán por modernizar a la música mexicana. Fue además el primer cantor de “baladas rancheras”; quedan como ejemplos “Más allá” y “El pecador”, entre otras. Desafortunadamente, Javier falleció el 19 de abril de 1966, cuando aún no cumplía los 35 años de edad. Sin embargo, su legado artístico fue tan abundante, que permite evaluar su importancia como un innovador de la canción popular, dejó un acervo grabado de aproximadamente 370 canciones, la mayoría como boleros. Su labor representa un concepto interesante en la canción ranchera, ya que significó un vínculo entre los géneros musicales considerados “campiranos” y la cultura de la Ciudad de México.